Millones de personas acuden cada día a su lugar de trabajo sin saber que ese simple gesto puede estar pasando factura a su salud.
Y es que, son muchas las oficinas y lugares de trabajo que no poseen una calidad de aire adecuada, lo que causa enfermedades entre los empleados y, consecuentemente, pérdidas a los empresarios.
Sin embargo, no muchos de estos empresarios saben que cuando la calidad del aire no es la adecuada, el rendimiento de los trabajadores es menor, lo que hace que la productividad también se vea reducida.
El síndrome del edificio enfermo ha sido objeto de multitud de estudios de los que se extrae que la calidad del aire interior de oficinas, espacios de coworking o cualquier otro tipo de espacios de trabajo, se suele ver rebajada por la influencia de tres grandes grupos de contaminantes, los químicos, los físicos y los biocontaminantes.
Entre los contaminantes químicos con mayor presencia se hallan el monóxido de carbono, el dióxido de carbono, los óxidos de nitrógeno, el dióxido de azufre, el ozono, los compuestos orgánicos volátiles, así como el radón y la creosota, entre otros.
Los efectos causados sobre la salud por el ruido, los campos electromagnéticos y el confort térmico, se encuadran dentro de los contaminantes físicos, mientras que los efectos de alérgenos de origen biológico, como los procedentes de animales de compañía o de los ácaros de polvo, así como mohos y levaduras forman parte de los biocontaminantes.
En cualquier caso, y pese al enorme abanico de contaminantes que pueden hacer disminuir la calidad del aire, el alquiler de salas en Madrid o en cualquier otra ciudad que garanticen una calidad del aire adecuada para el organismo humano no es complicado. No obstante, para mantener una calidad de aire adecuada los expertos aconsejan la renovación continua del aire viciado por aire limpio, comprobar e inspeccionar con regularidad el sistema de ventilación, controlar la temperatura y la humedad; realizar la limpieza cuando los trabajadores estén ausentes y evitar el uso de insecticidas, plaguicidas u otros productos similares; asimismo, se debe intentar reducir el ruido y adaptar la iluminación, en la medida de lo posible. Pautas sencillas que además de contribuir a mantener la salud de los trabajadores, aumentan su rendimiento lo que se traduce en una mayor productividad.