El Gobierno español publicó una guía en la que se establecían las principales recomendaciones a seguir en materia higiénico-sanitaria en los espacios cerrados. El factor clave que se postulaba en esta guía para frenar la propagación del COVID-19 en interiores era la ventilación constante para limpiar el aire.
Hay diversas formas de limpiar el aire y reducir la concentración del virus en los espacios cerrados. La primera de ellas, básicamente, es ventilar o incrementar la cantidad de aire exterior en estos espacios, asegurando que el aire interior sea reemplazado por el del exterior varias veces en una misma hora.
La ventilación de los espacios cerrados
Los expertos aseguran que este intercambio de aire debe producirse al menos unas seis veces cada hora. No obstante, no existe un nivel de ventilación específico que asegure la eliminación del virus en el aire de un espacio cerrado. Quiere esto decir que ni tan siquiera una mayor ventilación de la estancia garantiza la plena seguridad de la eliminación del virus.
La forma más sencilla de incrementar la ventilación en un edificio es abriendo las ventanas. Esto aumentará la cantidad de aire del exterior y que ingresa en una estancia para renovar el aire que se halla en el interior y que puede contener el virus. Cuanto menos concentrado esté el virus en el aire, menos probabilidades hay de que las personas que se hallan en este espacio se puedan contagiar.
La tarea de abrir ventanas parece simple, pero no en todos los casos puede darse. Hay algunos escenarios en los que la apertura de ventanas puede ser contraproducente y producir efectos impredecibles. En otros casos, ni tan siquiera es posible porque, sencillamente, el espacio no tiene ventanas para la ventilación exterior.
Durante el invierno, por ejemplo, no se podían mantener abiertas las ventanas de los edificios por mucho tiempo. En estos casos, la ventilación no era la más adecuada y los riesgos de contagio crecían a medida que las personas se concentraban en los espacios cerrados.
Los purificadores de aire con filtros HEPA
¿Cuál es entonces la solución para ventilar aquellos espacios cerrados que no tienen ventanas o resulta complejo limpiar el aire de forma periódica? La mejor alternativa para estos casos es el uso de los purificadores de aire con filtros HEPA. De hecho, estos dispositivos tienen una enorme demanda en el mercado actual.
Estos purificadores de aire se encargan de limpiar el ambiente de los espacios cerrados. Cuentan con filtros HEPA capaces de filtrar y eliminar el 99% de las partículas nocivas que flotan en el ambiente, entre ellas las que portan el virus del COVID-19. De ahí que se hayan convertido en la mejor solución para estos casos.
Los Purificadores Mitsubishi son uno de los mejores ejemplos de este tipo de dispositivos portátiles. Diseñados específicamente para uso residencial y comercial, pueden purificar y limpiar el aire de ambientes de hasta 100 metros cuadrados. Una gama de aparatos equipada con la más alta tecnología de la firma japonesa.
No en vano, cuenta con filtros HEPA de doble capa con una eficiencia del 99%. Además, poseen filtros de carbón para eliminar los malos olores y sensores de gran precisión. Al colocar un purificador en un espacio cerrado, se garantiza la limpieza del aire para que se pueda respirar con total tranquilidad. Los riesgos de propagación del virus se reducen considerablemente.
Comprar un purificador de aire con filtro HEPA es, pues, la mejor solución para limpiar el ambiente. Un aparato como este viene muy bien como complemento a la ventilación de los espacios. Pero si estos no disponen de una ventilación adecuada, su uso se antoja más que imprescindible.
¿Cómo saber si hay una adecuada ventilación o no?
Una de las fórmulas para controlar el flujo de aire y conocer la tasa de intercambio es a través de un detector de dióxido de carbono. Un nivel de CO2 alto y en aumento en un espacio es una de las mejores señales de que no se halla bien ventilado.
La concentración media de CO2 en el aire exterior es de unas 400 partes por millón aproximadamente. Por tanto, el espacio interior debería tener una concentración de CO2 inferior a 500 o 600 partes por millón. Esta cifra nos dirá si el aire interior se está mezclando con el exterior a niveles razonables.
No obstante, si hay pocas personas en un espacio es probable que no generen suficiente CO2 como para que el aire esté viciado. Pero si dicho espacio no se ventila, los niveles crecerán y los riesgos de propagación del COVID se multiplican. Es en estos casos cuando se requiere una ventilación adecuada y el uso de un purificador de aire con filtro HEPA para reducir la presencia del virus en el ambiente.