Sin duda es uno de los temas más álgidos y controvertidos en la actualidad. Los índices de desempleo y baja laboral por crisis de estrés son considerablemente altos y afectan, principalmente, a la población joven. En este punto, las compañías deben elaborar un plan de acción sólido ante escenarios de riesgo psicosocial. Esto, exige que se capaciten a través de cursos y programas de máster en prevención de riesgos laborales. Con el fin, de integrar normativas y acciones sólidas orientadas a la salud mental de los trabajadores.
Un enfoque asertivo y crítico en la gestión del riesgo psicosocial les proporciona a las empresas una cultura organizacional integral, pero ¿realmente están listas para asumir este reto? Responder a esta pregunta supone, en primer lugar, comprender la importancia de la salud mental en el marco laboral.
Causas frecuentes y cómo identificarlas
1. Carga laboral
Los trabajadores que tienen un amplio sentido de proactividad pueden desempeñarse favorablemente en espacios de alta demanda laboral. Sin embargo, y pese a sus competencias de adaptación, deben tener acceso a protocolos de comunicación y atención psicológica. En ocasiones, el volumen de tareas exigentes a corto plazo y las jornadas extralaborales generan cuadros agudos de ansiedad.
2. Tiempo
La distribución del tiempo es un factor potencial de riesgo: turnos excesivos, cronogramas desorganizados, omisión o privación de los tiempos de descanso, entre otros. Estas circunstancias son el catalizador de múltiples malestares físicos y trastornos psicológicos. Los síntomas más comunes son insomnio, baja concentración, migrañas y fatiga.
3. Reconocimiento
El trabajador también puede verse afectado si su participación es limitada. Es decir, no asignarle tareas que concuerden con sus competencias y capacidades puede deteriorar su autoestima y confianza. En estos casos, la compañía debe garantizar su desarrollo profesional al reconocer las habilidades y expectativas del empleado en función de su cargo. En el otro extremo están aquellos empleados altamente cualificados que no reciben una compensación por su trabajo. Desde luego, en ambos escenarios el estrés, la desmotivación y el agotamiento están latentes.
- Relaciones laborales
Las relaciones laborales son un punto clave en la gestión de las empresas. Esto incluye, por supuesto, a compañeros, administrativos, personal de gerencia, etc. Ejercer cualquier tipo de violencia psicológica, física o acoso sexual impacta negativamente la salud de los empleados. Además, involucra sanciones legales, ya que estos acontecimientos van en detrimento de los derechos.
Asimismo, una comunicación débil e intransigente desemboca en conflictos y genera un entorno laboral inestable. Por lo tanto, los empleados pueden estar expuestos a un alto grado de estrés y tensión que afecta su productividad y bienestar mental. También, se vería afectado el trabajo en equipo si, por ejemplo, los intereses personales exceden los límites laborales.
Estrategias de prevención
Las empresas tienen la responsabilidad de incorporar y garantizar políticas de seguimiento y prevención de riesgo psicosocial. A continuación, se enumerarán algunas estrategias que promueven entornos seguros:
- Capacitación o formación con enfoque en la gestión de riesgos laborales y psicosociales
- Elaborar protocolos de intervención para la empresa y el trabajador
- Contratar personal capacitado. Es decir, psicólogos, abogados y recursos humanos
- Crear espacios de autoevaluación, revisión y seguimiento
- Identificar el riesgo, escenarios y posibles causas
- Comunicación asertiva y empática
Es esencial consolidar estrategias para la prevención e intervención del riesgo psicosocial. Un entorno negativo, en cualquier caso, afecta potencialmente la salud mental de los trabajadores. En la actualidad, es una prioridad y, por ende, uno de los motivos de deserción y denuncia laboral más recurrentes.
Por lo tanto, las empresas deben ser consistentes con su imagen corporativa al garantizar espacios en los que el trabajador acceda a un ambiente laboral sano y en el que ejerza plenamente su ejercicio profesional. Es decir, una cultura organizacional coherente y sostenible.